"Comparación general entre dos economías en relación: una actual e industrializada, y otra hipotética, postindustrial y tecnoecológica. Para un modelado claro y eficaz conviene emplear el lenguaje de representación gráfica ideado por el profesor H. T. Odum... La primera se caracteriza por un alto consumo de petróleo y, en menor medida, de otros combustibles minerales. Su potencia neta viene definida por la diferencia o relación entre la potencia bruta del flujo de entrada (f1) y los costes energéticos de extracción y refinado (f2), que actualmente tienden a ir en aumento. Gran parte del gasto en transporte tiene que ver con los radios de intercambio y puede reducirse si hay procesos consecuentes de reconfiguración y miniaturización de mercados de tangibles (los datos son otra historia). La segunda tiene como eje la fotosíntesis: a diferencia de la otra, que trabaja con ecosistemas simplificados y altas potencias de apoyo, la economía tecnoecológica procesa energía solar a través de ecosistemas desarrollados y completos, que resultan más eficientes, funcionan de forma automática y solo reciben asistencias tecnológicas de baja potencia y diseño sofisticado. Requiere sin embargo el manejo de grandes volúmenes de datos... Han sido destacados tres conmutadores de decisión relativamente sencillos pero de especial relevancia: el primero se refiere a la potencia destinada a apoyo tecnológico a la producción primaria en sistemas industriales, que responde a factores preferentemente técnicos, económicos y políticos.
El segundo conmutador corresponde a los intercambios de ambas economías a través de los sectores de servicios, lo que puede generar diferentes grados de dependencia y transferencia mutuas. El tercero recoge la competencia de ambas por la energía de origen solar: esta viene indicada en gran parte por la superficie ocupada por cultivos de uno u otro estilo, pero también por la potencia de instalaciones tecnológicas de captación a diferentes escalas y sus conexiones respectivas. Un cuarto conmutador, no representado, decide la potencia que se dedica al apoyo tecnológico de la “producción animal” (en rigor ecológico todas las especies animales somos consumidoras, no productoras) en agroganadería industrializada. En la asignación de esta partida juegan sobre todo factores culturales, y ante el decrecimiento de la potencia neta parecen consolidarse tendencias de repliegue para el sector. De hacerse efectivas estas habrá un cierto alivio productivo, pero este resultará transitorio e indirectamente podría retrasar las necesarias medidas estructurales... Sin embargo en la economía tecnoecológica los costes de los productos cárnicos pueden llegar a resultar irrelevantes, ya que la extracción equilibrada y equilibradora de fauna puede considerarse a la vez como trabajo necesario de mantenimiento para el ecosistema en su conjunto.
Nótese que en el gráfico correspondiente no hay puerta de trabajo específica de asistencia a la fauna: se trata de aprovechar ventajosamente sus capacidades de automantenimiento... Desde perspectivas generales, la economía tecnoecológica está aún en estado embrionario pero existen iniciativas puntuales ya muy avanzadas, y sobre todo presiones irreversibles de sistema que apuntan en esta misma dirección. La ingeniería de ecosistemas puede contemplarse como una expansión del sector natural hacia la economía más convencional y reconocida. Entre otras cosas traducirá a términos monetarios y de juegos de competencia el trabajo oculto que los ecosistemas nunca han dejado de realizar y los servicios que nos aportan."
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