Hace diez mil años acabó el último período glacial y empezó el interglacial en el que ahora estamos. Por aquel tiempo, en Europa, entró en decadencia algo parecido a una sociedad
industrial; vigente y dominante hasta entonces; que fue sustituida por otras estrategias de aprovisionamiento... La historia comenzó treinta mil años antes, cuando aparece el humano moderno en nuestro continente, hay quien dice que ya con arcos
y flechas, propulsores de jabalinas y perros domésticos; y desaparece poco a poco el biotipo neandertaloide: El registro fósil nos habla de cacerías multitudinarias, en las que participaban cientos,
o quizás miles de personas, y las piezas cobradas se contaban por centenares: Mediante estampidas controladas, conducían a los herbívoros hacia despeñaderos o corrales artificiales... Podemos imaginar muchas formas en que pudiera
organizarse todo aquello y acertar, o no, por casualidad. Pero una cosa es segura: No sabían parar... Exterminaron primero a las grandes fieras competidoras: Hienas y leones. Luego sobrexplotaron las poblaciones de grandes herbívoros, exterminaron
varias especies y en otras provocaron fuerte regresión. Ya debía haber problemas de abastecimiento cuando el clima empezó a cambiar: Se hizo más cálido y más humedo, y la sabana fría que había hecho posible
la caza industrial empezó a reforestarse... Un factor clave fue que ya no había elefantes: Estos animales podan los árboles adultos y se comen enteros los nuevos, de forma que sabanizan los bosques, con lo que favorecen a otros muchos
herbívoros. Quizás los mamuts hubieran podido adaptarse a clima cálido, pero sólo quedaban unos pocos en las costas siberianas del Ártico, donde sobrevivieron poco tiempo más... Por aquel entonces Oriente Medio estaba
ya superpoblado, y empezaba extenderse la devastación agroganadera: Fue una barrera que ni los elefantes de Asia ni los de África pudieron atravesar, y la selva se adueñó de Europa forzando a la gente a obrar en consecuencia: Un
nuevo estilo de vida, basado en la recolección de frutos forestales, la caza menor, el marisqueo, la pesca de arpón y anzuelo, y la pequeña comunidad, se extendió por el continente. Pero no todo el mundo se subió al carro
de la innovación: Hubo quienes, a falta de grandes manadas de équidos y rumiantes, aplicaron las viejas técnicas de la caza industrial a grandes peces migradores, focas y cetáceos. Otros, aún más tradicionalistas,
siguieron en lo "de toda la vida'", pero confinados en los pocos sitios donde tal cosa era posible: Prados alpinos, grandes marismas, zonas semiáridas y secas del sur, tundras y turberas del norte, y las praderas y estepas del este... Casi todo ha cambiado
desde entonces, pero el decrecimiento inevitable de la potencia nos vuelve a poner en situación de elegir entre tres caminos: Conservar a ultranza, conservar readaptando o lanzarse a la aventura de la innovación. Los dos últimos podrían
considerarse complementarios...
J. Ramón Rosell