"Diríase que proliferan estudios e informes científicos aparentemente inocentes pero que podrían tener como objetivo que no se llegue a implantar la restauración a gran escala de los ecosistemas. A cuenta de mitos mil convenientemente aderezados con ciencia como tildar de especies invasoras a toda especie exótica o importada, la última es a cuenta de la única especie de caballo salvaje existente en la actualidad y que se quiere cuestionar desde ciertos ámbitos. Hacemos un pequeño recordatorio de la historia arqueológica probada del mismo. Que no nos confundan...
En 1992 se publicó este artículo, que toca aspectos arqueológicos y paleontológicos con alto nivel de rigor y verificabilidad para dejar establecido que existe la equitación desde hace al menos 6.000 años y caballos domesticados al menos desde poco antes. Para lo primero se basa en las microlesiones que deja el bocado en los dientes y para dilucidar lo segundo se fija en las proporciones de edad y sexos en animales sacrificados para carne, que difieren tanto por divergencias de comportamiento según esos mismos criterios como por los intereses de la gente implicada. Así sitúa esta domesticación y monta, las primeras conocidas con seguridad, en Ucrania. Hay registro fósil claramente atribuible a caballos domésticos en Mongolia datados quinientos años más tarde, lo que indica que los caballos domesticados tardaron como máximo ese tiempo en expandirse hasta allí desde el que, al menos provisionalmente, hay que pensar que fue su foco inicial de domesticación. Hacia occidente el proceso fue mucho más lento debido sobre todo a factores de paisaje... Éstas poblaciones arcaicas de caballos domésticos son genéticamente muy similares a los caballos de Przwalsky actuales, de lo cual se está queriendo deducir que éstos últimos proceden de los primeros a través de un proceso de escape y reasilvestramiento. Y no es ésta la hipótesis más económica de cuantas puedan encajar con esos datos, ni la más plausible... Para apoyarla han metido en el estudio genético comparativo material fósil perteneciente a caballos cuyo carácter salvaje resulta seguro, y éste muestra una fuerte divergencia tanto respecto al Przwalski como a los primeros caballos domésticos de Mongolia. Pero es que hablamos de animales muy alejados de unos y otros, tanto en el tiempo, el espacio y el paisaje para los procedentes de Taimyr como también en el espacio y en el encaje ecológico para otro procedente de Batagai, datado en alrededor de mil años más tarde que esa primera domesticación conocida. Otra posible interpretación, más lógica aunque menos mediática, es que el caballo que fue domesticado en Ucrania, los primeros caballos domésticos de Mongolia y el Przwalski son prácticamente el mismo animal, que se cruzaron sin grandes restricciones mientras coexistieron y que sólo a medida que avanzó el proceso de domesticación fueron acumulándose diferencias que permitan hablar de hibridación o introgresión... En la extinción de diversas poblaciones de caballos salvajes ha jugado un papel importante tanto el hecho de que sea muy difícil domarlos, con lo que se les destinó a la caza, como el cruce con domésticos que ha ido diluyendo sus fenotipos: sólo algunos rasgos primitivos atribuidos al extinto tarpán persisten en poblaciones como los konik o los sorrayas... No ocurre lo mismo con el Przwalski en el que, a pesar de todos los cruces habidos, el fenotipo silvestre se ha mantenido en lo esencial, así como una llamativa diferencia de dotación cromosómica respecto a los caballos domésticos. Esto puede deberse, simplemente, a una menor densidad de población humana y de monturas en Asia Central hasta tiempos recientes en comparación con regiones más occidentales... En general los estudios genéticos que validan tesis anteriores pasan bastante desapercibidos, no así los que las refutan: el revuelo provocado por la afirmación de que el Przwalski no es "en realidad" un caballo salvaje sino una población cimarrona de origen muy antiguo, no hubiera hecho tanto ruido si los titulares de prensa se hubieran limitado a decir que "podrían ir muy mezclados" con domésticos incluso desde la prehistoria. Parece claro que por ésta y por otras muchas, a la práctica científica más al uso no se la puede dejar muy suelta."
J.Ramón Rosell