"Hace mucho mucho tiempo, hubo un reino que cada siete años era purificado por el fuego. Poseía su señor grandes praderas cuyas rentas repartía entre sus fieles seguidores, según los méritos que a cada uno fuese reconociendo. Sólo una mancha empañaba la gloria de reino y señor: Algunas mujeres perturbadas escapaban a los bosques, parían y vivían ocultas con sus descendientes, allá donde no llegaba el fuego purificador. El señor y sus consejeros explicaban a las buenas gentes cómo aquellos pobres marginados pagaban con mísera existencia su culpa desobediente. Sucedió entonces que algunas jóvenes se iniciaron en las artes del erotismo y, al escapar hacia los bosques, llevábanse consigo a cuantos hombres débiles de espíritu se dejaran seducir por sus encantos. Consciente del peligro el señor ordenó a todos sus súbditos fieles atacar aquéllos oscuros bosques, donde no llegaba el fuego purificador, y someter a quienes en ellos vivían. Y fue así como dos ejércitos chocaron en las mil batallas de una guerra que nadie ganó, y aún hoy enfrenta al fuego y al agua, la luz y la oscuridad..."
J.Ramón Rosell