"Desde la autoridad académica un mantra de referencia, tan abstracto, inservible y desubicado como formalmente evidente: el desarrollo no es sostenible. Bien: diez puntos... El empresariado turístico, disimuladamente abatido en voz de su representante, pide soluciones que pasen por limitar la actividad agraria, un cinturón verde más bien ancho y algo más, sin saber precisar el qué. Los constructores quieren seguir construyendo. ANSE repite el discurso ambientalista de siempre y busca una equidistancia conciliadora. Los pescadores parece que cifran todo el problema en los vertidos superficiales de la rambla de l Albujón y los agricultores despliegan un poliédrico discurso exculpatorio y piden a la comunidad científica que "cumpla con suoficio y haga su trabajo".
Se cierra el bucle...Ha pasado año y medio, se percibe menos optimismo y no hay propuestas innovadoras, ni audaces ni eficaces sobre las cuales sea posible construir un propósito común, un ámbito de convergencia intersectorial de intereses. Sin embargo tales propuestas existen, el problema es que han sido explicadas y desestimadas ya tantas veces que ya no apetece repetirlas..."
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