" La cosmética ambientalista ha funcionado como recurso publicitario por que aún no había ni necesidad ni ventaja a la hora de tomarse los problemas en serio, pero el desbarajuste climático y el encarecimiento de la energía vienen apretando... Ahora lo que tenemos a la vuelta de la esquina es el empobrecimiento, lento en principio pero acelerando, de masas de agricultorxs industriales a quienes hasta hace bien poco las cuentas les salían bordás... Me consta que muchxs están pensando ya en liquidar, y eso que la fiesta apenas ha empezado. La única forma que tienen de aguantar es metiéndose en ingeniería ecosistémica desde ya, pero el mito de la fertilidad y sus rituales antiguos y modernos les tiene atrapadxs, y no se dejan aconsejar fácilmente... Lo mismo la desesperación les ablanda las orejas a algunxs, pero lo más habitual es que se pongan a tontear con agroganadería preindustrial (o "ecológica" como se le prefiere llamar), así que alta probabilidad de que de aquí a poco haya tierra muy barata para comprar donde ahora hay monocultivos de cualquier yerbajo, y si no hay pequeños inversores, particulares o turísticos entre otros, que vean clara la jugada, todo ese territorio quedará a disposición de los más grandes. Éstos no van a insistir con los resorts de golf, ni con las urbanizaciones clónicas y menos aún con los yerbajos para ensalada."
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