"Aquí no hablamos de calidad de vida sí o no, ni siquiera de niveles de productividad. Se trata más bien de la sustitución de viejos patrones de estructura por otros nuevos. Y el caso es que los que se van no quieren irse (y sagarran aún enlusío con tal de), y los que vienen aún no han tomado conciencia de sí mismos (cada cosa en su momento). Así que poco importa que de la revolución tecnoecológica pueda surgir una nueva sociedad de la abundancia: ni a quienes viven de lo que hay ni a quienes viven de profetizar desventuras les seduce la idea: aún queda rato para aguantar muermos y broncas... Cada vez tenemos más claro que la cosa va de iniciativas de mercado, pero nos gustaría tener a la ecología política en las instituciones sabiendo lo que hay y haciendo pinza...
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