Tenemos ocho o diez en Fuentevieja y alguna otra en los Morenos. Es caducifolio inverso, verde en invierno, como el cornical, la alguilaga litoral y la esparraguera blanca. Se lleva mal con las heladas y es fiel socia del sabino (Tetraclinis) en las colinas bajas del Atlas. Hemos propiciado su reencuentro en tierras del Sureste Ibérico, y nos consta que ambas especies se han alegrado un montón. Me imagino la sabanas de pinar-alguilagar-lastonar de La Muela, Roldán y Peñasblancas desarrollando un estrato intermedio de arganias allá donde la humedad estival no dé para olivos. En fin: ¡Viva la biodiversidad del Sureste Ibérico, nuestra clímax y nuestra megafauna potencial!