Acacia cyanophylla; o mimosa azul; resulta insustituible como motor de arranque para la reconstrucción ecosistémica en terreras de mina y campos labrados del termomediterráneo semiárido: Crece
muy deprisa, absorbiendo todo el nitrógeno soluble que haya a su alcance y poniéndolo a buen recaudo. Y cuando este elemento escasea, se lo procura dando cobijo en sus raíces a bacterias fijadoras que lo extraen de la atmósfera.
Además de sombrear, cortar vientos y hacer suelo orgánico superficial, crea una espesa capa de humus a unos treinta centímetros de profundidad por mortalidad estacional de raíces pequeñas, que es idónea para instalar
sabinos, lentiscos, palmitos y olivos entre otras especies de la vegetación titular... Soporta altos niveles de salinidad y, cuando adulta, sequías muy intensas. Produce madera ligera y leña de combustión rápida. Es buen
forraje para conejos, rumiantes y équidos, aunque resulta muy vulnerable al ramoneo por haber evolucionado en un continente; Australia; donde nunca hubo herbívoros tan agresivos como los del Viejo Continente o las Américas. Es de vida
corta y hacia los quince años empieza a decaer, siendo raro el pie que sobrevive más allá de los treinta. Pero para entonces sus funciones han sido sobradamente cubiertas y el monte clímax está ya en disposición de
tomarle el relevo...