Cuando no son explotados durante un tiempo acaban convertidos en baladreras, tamaricales, populedas blancas e incluso olmedas, según las condiciones de cada soto. Para mantener los cañaverales
como tales es necesario cortar la caña como se ha hecho tradicionalmente, sino el cañaveral envejece, se debilita y la sucesión forestal avanza, como no podía ser de otra forma. Es precisamente la evapotranspiracion de A. Donax
u otras gramíneas gigantes y el sombreado correspondiente lo que permite a la vegetación madura de ribera instalarse y desarrollarse en tiempo récord.Si no son evidentes posiblemente sea poque no hayan llegado las semillas,
Nerium y Populus se transmiten por el viento pero su distribución es limitada. Ulmus y Tamarix no tienen tanto alcance. El ejemplo más evidente es el de las baladredas del semiárido. El proceso se puede observar
en casi todas las ramblas del Parque Regional de La Muela -Cabo Tiñoso-Peñas Blancas. En algunos lugares incluso se intuye evolución hacia bayonales (Osyris) sin que las cañas hayan llegado a desaparecer por completo. De aquí
a un mes publicaremos una colección de fotos con las localizaciones correspondientes. En realidad lo que pasa es que los árboles se aprovechan de las cañas envejecidas para crecer, por cierto tanto la tierra desnuda
como la ceniza estimulan a las cañas y otras pioneras. A la vegetación madura lo que le beneficia es el suelo orgánico acumulado. Lo más barato y eficaz es dejar que las cosas sigan su curso
pero puestos a intervenir quizá en algunos casos convenga cortar las cañas pero dejarlas en el sitio. Quemar las favorece.