Llamamos "cabezas de serie" a las especies vegetales que resultarían dominantes en las comunidades clímax (Recordemos: Máxima potencia, máxima biomasa, máxima estabilidad), en correspondencia
con variantes ambientales a diferentes escalas. De momento, vamos a descontar las series y comunidades ligadas de forma exclusiva a incrementos de humedad en el sustrato, y aquellas otras que aparecen sólo en correspondencia con sustratos muy propensos
a perder humedad, por que sobre esto hay mucho que matizar y revisar para entornos secos, semiáridos y áridos... Así; quedándonos solamente con los casos que suelen aparecer en correspondencia con el clima y con microclimas de relieve,
y también con variantes de sustrato de escasa significación; hay establecidas siete especies como cabezas de serie para grandes extensiones. Por orden de resistencia a la escasez de agua y de mayor requerimiento de calor, éstas son: Quercus
rotundifolia, o carrasca, Quercus coccifera, o coscoja, Ziziphus lotus, o loto, Maytenus europaeus, o arto, Pistacia lentiscus, o lentisco, Tetraclinis articulata, o sabino, y Periploca laevigata, o cornical. Hay que remarcar que las posiciones relativas de
Ziziphus y Maytenus son fruto directo de la aplicación de nuestros métodos de interpretación de variantes y también de pruebas experimentales consecuentes, y que están en contradición con datos documentales muy al
uso. Esto podría deberse a la extrema complejidad y sutileza que en el Sureste Ibérico presentan los mecanismos de compensación de humedad, y lo difícil que resulta describirlos desde otras referencias territoriales, así
como desde modelos teóricos creados desde y para otros supuestos. Por otra parte y a efectos prácticos, cabría considerar a las dos esparragueras recogidas en el gráfico, como cabezas de serie para situaciones climáticas
restringidas en superficie, pero de gran significación: Venimos utilizando ambos Asparagus como especies indicadoras, a A. albus como resistente a sequía estival, con nivel similar a Periploca pero mucho más tolerante al frío, por
lo que puede vivir en franjas inferiores del semiárido termomediterráneo, vetadas a palmitos y espinos. Donde aparece A. horridus como único elemento autóctono de la clímax, indica sequías intensas sucedidas fuera
del período estival, en general sin patrón regular que se repita año tras año... Pero el caso es que ésta última especie tiene límite de resistencia a la escasez de humedad, y en muchas zonas de condiciones
áridas se muestra incapaz de instalarse en la matriz del territorio, dependiendo ahí de la compensación localizada de humedad. Da para mucho la interrogante abierta respecto a potenciales cabezas de serie y a comunidades clímax
en entornos áridos de la Iberia Mediterránea. Y va a dar mucho más en el futuro, por que las tendencias de calentamiento global amenazan con expandir la estepa murciano-almeriense en todas las direcciones posibles. El caso es que las especies
adecuadas para formar comunidades maduras en dichas condiciones que actualmente podemos encontrar en el continente europeo, no han venido hasta aquí ni por mérito propio ni por vectores naturales. Y lo mismo sucederá para otras que aun
están por por llegar...