Sin duda el rendimiento bruto de la agricultura industrial es superior al de cualquier otra forma de agricultura. Por ello se suele pensar
que al reconvertir un campo convencional hacia la permacultura se pierde productividad y no es así, ya que en sentido estricto la permacultura no puede ser considerada una forma de agricultura... La permacultura resulta de la aplicación de los
mismos métodos de diseño que utilizan la industria y el urbanismo. Su propósito es crear sistemas y paisajes que respondan a todas las necesidades humanas de la forma más completa, satisfactoria, barata y duradera que resulte posible,
y dentro del radio geográfico más corto. En permacultura son utilizados datos procedentes de una amplia gama de ciencias, ingenierías, artes y tradiciones, entre las que destacan la termodinámica, la ecología, la arquitectura
y la antropología, y como todas las demás disciplinas técnicas tiene por objetivo obtener los resultados más ventajosos.
Las diferencias más importantes entre la agricultura y
las técnicas de cultivo que propone la permacultura tienen que ver con la labranza: En permacultura el terreno sólo es removido en aquellos casos en que resulta necesario y ventajoso; es decir, en suelos muy degradados; para crear situaciones
de partida favorables al desarrollo vegetal, y una sola vez... La labranza continuada, que es la operación fundamental de la agricultura, está completamente descartada en las prácticas permaculturales, ya que crea muchos más problemas
de los que pudiera resolver: La labranza degrada los suelos, desestabiliza la fauna, arrasa la vegetación y, con todo ello, hunde la productividad del territorio. De modo que para mantener o recuperar artificialmente esta última sin dejar de
labrar, se hacen necesarias importantes inversiones en abonos, pesticidas y otros suministros industriales que, a medida que vaya escaseando la energía, van a estar cada vez menos disponibles...
En permacultura
son utilizados selectivamente aquellos recursos tecnológicos que más convengan a las características y objetivos de cada caso concreto. Junto a vegetales autóctonos y tradicionales; tanto espontáneos como de cultivo; son
empleados otros muchos de procedencia exótica, y no se suelen hacer grandes distinciones entre animales domésticos y silvestres. Se puede instalar suelos orgánicos artificiales; aportando materia orgánica de diversas procedencias
encima del terreno cuando resulte conveniente; o también favorecer los procesos naturales que operan en este sentido cuando no se les interfiere mediante la labranza... En todos los casos se trata de propiciar, aprovechar y gestionar mecanismos de configuración,
regulación y control que ya están presentes en los ecosistemas naturales, pero integrándolos en complejos sistemas de cultivo cuidadosamente diseñados y gestionados. Al proceder de esta forma, propiciamos la autofertilidad de los
suelos, que casi desde el principio permite prescindir tanto de abonos procedentes de otros lugares, como de prácticas de compostación a partir de subproductos internos. Obtenemos un máximo aprovechamiento del espacio, tanto en superficie
como en altura, mediante masas apretadas de vegetación que no dejan espacio disponible a plantas no deseadas. Una producción animal que sólo depende de productos y subproductos internos, y por lo tanto puede mantenerse sin piensos ni forrajes
de otras procedencias. El control permanente de las plagas mediante mecanismos naturales y espontáneos que, en la mayoría de los casos, funcionan automáticamente y sin necesidad de ser tomados en cuenta. El desarrollo y estructuración
progresiva de las masas vegetales, los suelos y las comunidades de fauna, cuyo funcionamiento mejora con el tiempo, a la vez que van alcanzando niveles crecientes de productividad y estabilidad. El almacenaje de recursos en el propio sistema, que pueden ser
liquidados conforme vaya conviniendo, o conservados por tiempo indefinido y a coste nulo. Una progresiva reducción de las inversiones necesarias en agua de riego, energía y trabajo... Todo ello como resultado de volver la espalda a la labranza
y a otras prácticas contraproducentes del ritual agroganadero, y de aplicar mediante métodos eficaces altos niveles de información tecnocientífica.
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