En condiciones áridas y semiáridas inferiores no puede desarrollarse arbolado. Los árboles o incluso bosquecillos que podamos encontrar en clima semiárido inferior o árido están
en lugares donde, debido a diversos factores, se concentra humedad y las condiciones locales son de semiárido superior en adelante. Para tener árboles en semiaridal inferior y en aridal hay que regar obligatoriamente de forma más o menos
activa, pero eficaz en todo caso... Respecto a riego pasivo, las zanjas de concentración artificial suelen ser eficaces en pendientes, y se complementan muy bien con los goteros ya que gracias a ellas, la escorrentía natural puede lavar sales
hacia capas profundas dependiendo de la permeabilidad de la tierra mineral. Traen cuenta sólo para operar en laderas labradas en reconversión, por que ahí hay alto riesgo de erosión y conviene
atajarlo... En general conviene hacerse un estudio lo más detallado posible, teniendo en cuenta todos los factores que puedan influir en la redistribución del agua. Tenemos tablas para hacer los cálculos y establecer las correspondencias
entre marcos ambientales localizados, especies, comunidades vegetales y sucesiones.
Otro sistema de riego pasivo es el acolchado con piedras, eficaz para condensar humedad nocturna en zonas litorales, o en cualquier
otra donde el aire lleve buena carga de humedad... Respecto a los suelos, un matiz clave: Conviene distinguir tierra mineral y suelo orgánico. Éste último se forma encima de la tierra por acumulación de biomasa residual y salvo
en casos extremos de marismas hipersalinas y vegetación consecuente, tiene salinidad compensada. Una vez que se desarrolla el suelo orgánico empieza a dar un poco igual la salinidad y otras variables químicas de la tierra mineral que haya
quedado así sepultada... Para que las cosas se mantengan así, es necesario abandonar la labran: quién labra pierde en multitud de aspectos más o menos conocidos.
Foto: sabana experimental
en semiárido en la Fuente Vieja, Galifa, Cartagena de España