"Los gatos son mubo nicos, grasiosos y simpáticos, éso nadie se lo discute. Pero son depredadores extremadamente eficaces y exterminan a sus presas cuando fallan sus factores naturales de control y proliferan en exceso. El gato doméstico procede del gato montés afroasiático, fue introducido en Europa hace más de mil años y desde entonces se lo monta con ayuda humana para pasarse varios pueblos con densidades de población diez o veinte veces superiores a las que por equilibrio natural le corresponderían. La gente se pone muy contenta cuando ve muchos gatos por ahí pululando, y es que se piensan que matan muchos ratones y ratas, pero no es tan así... El caso es que exterminan a las musarañas, que son diez veces más eficaces masacrando roedores por que se meten en las galerías de cría y se comen camadas enteras. También matan todas culebras pequeñas y medianas que se tropiezan, que a la gente les caen mal por el cuento bobo aquel de Eva y Adán, pero hacen un destrozo de ratas y ratones mucho mayor que el que los gatos se atreverían a soñar. Además la matanza de pájaros, lagartijas, salamanquesas y grandes artrópodos que hacen los gatos, cuando hay muchos, debería ser de juzgado de guardia. El caso es que a la vuelta del último periplo nos hemos encontrado la Fuentevieja con dos nuevas camadas de gatos, ya creciditas, y a esto por las buenas o por las malas habría que ponerle solución... El animalismo extremo es un delirio estúpido, incompatible con el mantenimiento del equilibrio ecológico en general y con el permacultivo en particular: Así lo dijo Bill Mollison y no se equivocó ni un milímetro..."
J. Ramón Rosell