La forma en que la permacultura se implantó y se viene desarrollando en España, hace muy aconsejable que cada equis tiempo se hable de cuetiones técnicas relacionadas... En el Sureste Ibérico, durante la presente coyuntura, el final adelantado de la estación seca y la predicción de nuevas lluvias abre la posibilidad de cultivos más o menos intensivos que, al menos en los ambientes más cálidos, permitirán obtener buenas cosechas de otoño e invierno en régimen bastante intensivo y sin tener que hacer grandes inversiones de riego. Es tontería desaprovechar la oportunidad pero, en estas, también lo sería cometer errores de bulto que dilapiden capital biológico acumulado, desestabilicen los suelos o quiebren en mayor o menor medida la productividad de terrenos ya potentes. Estos riesgos son tanto mayores cuanto más sea la influencia de ciertas modas agroecológicas sin fundamento, que sin embargo son predicadas con gran entusiasmo y se propagan con excesiva facilidad...
La permacultura cuenta con diversas líneas de actuación que permiten intervenir sobre terrenos degradados por la labranza u otras prácticas destructivas, para restaurar los suelos de manera inmediata, y no tener que esperar durante varios años, hasta que la vegetación espontánea y la fauna silvestre hiciesen su trabajo. Estas intervenciones consisten fundamentalmente en añadir materia orgánica en superficie y sin mezclar con el sustrato mineral, de forma que la humedad se incremente y se acumulen nutrientes. En casos más difíciles, con suelos muy empobrecidos donde apenas exista materia orgánica, convendrá quizás aportar algo de estiércol o compost también sin mezclar con el sustrato, bajo la paja y sin coger vicio, ya que en permacultura tanto el compostaje como el estercolado dejan de ser útiles tan pronto como el suelo empieza a recomponerse y a funcionar por medios propios. Y solo en casos extremos, cuando el sustrato mineral sin materia orgánica alguna se parezca más a una costra de mortero o de cemento, saldrá a cuenta ponerse a removerlo... Por el contrario, cuando una área determinada de terreno cuente con vegetación herbácea espontánea de una cierta altura y densidad podemos dar por preparado el terreno y habrá muy poco que hacer además de sembrar, esperar, regar si fuese necesario, y cosechar...
La imagen adjunta representa un típico herbazal de semiárido superior termomediterráneo con gran potencial de producción, de los que suelen estabilizarse durante décadas en campos abandonados. En ellos se dan las condiciones más favorables para el cultivo de verdura y los rendimientos que se obtenga dependerán sobre todo de la coyuntura hídrica natural, de las disponibilidades de riego y de que no metamos demasiado la pata con las fechas. Las tres plantas que aparecen en color verde-pardo representan trigueras u otras especies de porte similar. Una de ellas, la de más a la derecha, ha sido segada. Las tres delimitan cuatro zonas de cultivo diferenciadas. En las dos primeras nos hemos limitado a sembrar habas a pinchazo (nada de azada ya que que esta destroza terreno y crea problemas) a entre treinta a cincuenta centímetros una de otra según sea la disponibilidad de luz. Las habas compiten en ventaja con el herbazal natural dominado por el vinagre, vinagrillo o vinagrera, con cerrajones, collejas, hipérico y similares. Solo tendrían problemas con céspedes muy densos de grama común (Cynodon), que pueden ser debilitados recolectando la grama a tirón para conejos o gallinas, o para dejarla acostada sin más sobre el terreno. En la tercera zona el herbazal espontáneo ha sido segado casi por completo, el material obtenido fue acostado sobre el terreno junto con la paja procedente de la triguera, y se realizó una siembra múltiple de verdura variada de otoño. La cuarta zona, situada más a la derecha, corresponde a un lugar donde habiendo pasado el tiempo permanecen las especies perennes así como aquellas otras que son capaces de autosembrarse: resulta evidente que no convendrá recolectar estas por completo...
Para extrapolar estos datos a otra situaciones climáticas como las propias del termotipo mesomediterráneo y superiores, hay que contar con una pausa invernal por frío bastante significativa y con cierta incidencia de heladas... En permacultivo la necesidad de trabajo humano es muy reducida, por lo que esta práctica no resulta adecuada para quienes busquen a la vez realizarse a través del ejercicio físico. En estos casos conviene complementar el permacultivo con actividades deportivas, ya que el exceso de actividad en ecosistemas permaculturales suele resultar muy contraproducente.
Texto E4E
Comentarios
28.10 | 23:39
Me ha encantado , ya hablaremos cuando tengas tiempo
06.09 | 00:08
matrix agroganadero, jajaja, toda la razóm. La natura siempre se organi...
01.08 | 10:49
Hola Carmen soy Antonia, quisiera me metas en el grupo de whatsap...
12.10 | 07:31
Increíblemente interesante, voy a estudiarlo en detalle. Gracias.