Una de las funciones naturales de la vegetación que espontáneamente ocupa los aguazales someros y de escasa o nula corriente, es precisamente ésa: Limpiar aguas sucias, aunque; todo hay que decirlo; se cobra un recio tributo en
evaporación... El caso es que hay grandes posibilidades de que este invento funcione aunque, teniendo en cuenta precedentes históricos, y contando con la desmedida propensión que por aquí "tenemos" a meter la pata en asuntos medioambientales,
el optimismo al cien por cien no resulta realista: Costaría trabajo que finalmente las marismas artificiales que se proponen no depurasen agua ninguna pero, con el tesón y el empeño de que se ha hecho gala en otras ocasiones, se puede
conseguir... Otro aspecto a tener en cuenta es que se habla tan sólo de un tratamiento sintomático que no aborda la raíz del problema, es decir: La agricultura... Sucede que el sistema agroganadero es una máquina de despilfarrar
recursos de eficacia difícilmente superable. Las medusas del Mar Menor, como muchas otras, están pagadas con dinero contante y sonante de la ciudadanía: El que nos sacamos del bolsillo cada vez que compramos comida, y el que; también
procedente de nuestros bolsillos; vierten las diferentes administraciones en el campo para que el sistema agroganadero pueda seguir arrastrando sus tonterías estructurales y, a pesar de éstas, nos dé de comer. El chorro de fertilizantes
que de forma masiva y permanente se come el celebrado Campo de Cartagena es el mismo que termina en el Mar Menor y en el Mediterráneo sobreactivando los ecosistemas, alimentando medusas y produciendo metano. Y se podría cortar si se cortara el
absurdo ritual de la labranza, y se desmontara el no menos jilipollesco mito de la fertilidad de la tierra... Mandando los arados a fundición o al museo, podríamos contar con suelos orgánicos desarrollados, maduros y estables, capaces
de nutrir todo tipo de cultivos herbáceos y leñosos, así como de sostener pastizales donde engordar manadas de herbívoros a bajo coste. Suelos orgánicos que crecerían año tras año asimilando directamente
los residuos de todas estas actividades... Eso sí: Habría que proporcionar una salida digna a los trabajadores del sector de fertilizantes que se quedasen sin empleo. Urge explicar y divulgar a todos los vientos lo que la ciencia sabe sobre la
producción vegetal y sus condicionantes, sobre la formación y las funciones del suelo orgánico, y sobre el encaje óptimo de la fauna en los ecosistemas, para que nadie pueda alegar ignorancia cuando por fin toque poner orden en
el campo. Si no vamos con rapidez en esa dirección, un futuro inevitable de potencia decreciente hará que, como el burro del chiste, acabemos aprendiendo a no comer... Y bueno, en el peor de los casos es de esperar que los sistemas de depuración
esos queden bonitos, atraigan multitud de aves de ribera y se conviertan en un atractivo turístico añadido para la comarca ¿Qué menos? Felicidades por anticipado.