Estamos perdiendo la batalla por la conservación de la biodiversidad. La oleada de extinciones a la que asistimos tiene ya dimensiones de catástrofe planetaria, y es evidente que las estrategias conservacionistas al uso están fracasando. Hacen falta otras más inteligentes, más sofisticadas, más eficaces... La tarea fundamental que corresponde a los movimientos conservacionistas, cara al futuro inmediato, es poner la biodiversidad y los ecosistemas en el centro del debate económico, de la salud y del bienestar humano.