"Sin embargo, los bosques monoespecíficos de pino carrasco generan muchos problemas medioambientales como son que limitan mucho el crecimiento de otras especies..." Los pinos carrascos NO limitan el crecimiento de otras especies más avanzadas, al contrario lo facilitan generando suelo orgánico y condiciones favorables para instalación de los árboles y arbustos esclerofíticos y caducifolios inversos de la vegetación titular. Este es un proceso no muy largo, pero que puede exceder las capacidades de mentes muy cortoplacistas... Si plantas un olivo, un lentisco o un sabino bajo un pinar envejecido, en un encaje que potencialmente les corresponda, triunfarán. Pero ese mismo encaje les resultaría desfavorable si a consecuencia de una tala, un incendio o cualquier otro factor regresivo, los pinos hubiesen desaparecido. Cuando el bosque o la garriga titulares se han desarrollado lo suficiente bajo pinar; pongamos que desde cuatro o cinco años en adelante; los incendios suelen beneficiarles: Rebrotan de base tras el fuego y los pinos no. Hace alrededor de una década pudo observarse este proceso en Cazorla, donde los lentiscos y las coscojas sobrevivieron, rebrotaron y cerraron la garriga clímax impidiendo el desarrollo de una nueva generación de pinos... En otros casos, cuando no media incendio, los pinos decaen lentamente y sufren plagas que facilitan la sustitución: Ésta sucede de forma más lenta, pero a la vez más segura y sin la pérdida de potencia que a toda masa vegetal le supone arder... La maquinaria ecosistémica no cuenta la simplicidad entre sus características, y menos aún aquí en el Sureste Ibérico, de modo que intentar gestionarla desde criterios simples suele resultar contraproducente... Vivimos ya en la Era de la Información."
J. Ramón Rosell