"Eso que se llama amor, y al parecer es incompatible con hacerse cuentas, se ha utilizado como arma de destrucción masiva para neutralizar al sexo dirigente que, para bien de hombres y mujeres, amenaza al patriarcado desde la prehistoria profunda. Ni que decir tiene que la simpatía, el respeto, el contacto físico y demás entre humanxs; no importa el sexo; a los que también se llama amor, juegan en el equipo contrario... "El amor y otras polisemias", se titulaba un artículo feminista publicado hace la tira de años en El Viejo Topo. Desgraciadamente no recuerdo el nombre de la autora..."
J. Ramón Rosell