"Estamos perdiendo la batalla por la conservación de la biodiversidad. La oleada de extinciones a la que asistimos tiene ya dimensiones de catástrofe planetaria, y es evidente que las estrategias conservacionistas al uso están fracasando. Hacen falta otras más inteligentes, más sofisticadas, más eficaces... La tarea fundamental que corresponde a los movimientos conservacionistas, cara al futuro inmediato, es poner la biodiversidad y los ecosistemas en el centro del debate económico, de la salud y del bienestar humano.
Hay que corregir el rumbo: Nos hemos quedado atrás en la gestión de los recursos naturales. Andamos todavía pensando que para obtener rentas hay que destruir "la naturaleza", y que para conservar los ecosistemas tenemos que renunciar a nuestros intereses... Y en tamaña sandez andan a la par gran parte del vecindario, del empresariado, de las administraciones y del movimiento ecologista. En cambio más al sur; donde hay menos despilfarro y la gente suele estar menos malcriada; gobiernos, empresas y agentes sociales aprenden a marchas forzadas a meter en cuentas los servicios y costes ambientales... Aquí las cosas van por el camino que van y vamos a tener que aprender todo eso, y muchas otras cosas, de sopetón. O casi..."
J.Ramón Rosell