Relámpagos

Así es la primavera, el Año Nuevo comienza. Guerra y Vida son consustanciales, no puede haber una sin la otra. 

El arquetipo de Aries es el Guerrero.

Los movimientos de la atmósfera provocados por la luz-el calor del sol producen discontinuidades en las cargas eléctricas de los gases del aire. Se generan así, grandes diferencias de potencial, enormes cargas iónicas y colosales descargas eléctricas…los rayos no son solo gigantescos cortocircuitos atmosféricos: el aire se compone fundamentalmente de 2 gases, el O2, que es un oxidante, y el Nitrógeno, que es oxidable, aunque solo a las enormes potencias de ionización que se producen en el interior de las tormentas. En estas condiciones el aire estalla y sus 2 componen- tes principales se combinan violentamente para formar óxidos de nitrógeno. Son precursores de los iones nitrato que es un nutriente necesario para el desarrollo vegetal…En la atmósfera primitiva de la tierra, compuesta por una mezcla de gases reductores, procesos similares, inducidos por fenómenos eléctricos dieron lugar a una amplia gama de moléculas orgánicas que fueron utilizadas como componentes básicos por una primitiva actividad biológica.

El efecto del fuego sobre las masas de vegetación es netamente destructivo, aunque se trata de una desrctividad con matices: para que un bosque arda es necesario que se encuentre en un estado de intensa desecación. Esto está en relación con los cambios climáticos, debilitamientos estructurales, ataques de parásitos y otros factores que suelen estar estrechamente correlaciona- dos. Por otra parte parece que éste mismo deterioro tiene efectos electromagnéticos que atraen a los rayos. Estos acelerarían así, el proceso de sustitución de unas comunidades vegetales por otras. De entre los árboles destacan los PINOS por su combustibilidad y por su capacidad para re- colonizar rápidamente las quemadas. Tras el fuego, las hierbas perennes se adueñan de las quemadas y crecen con fuerza arrolladora sobre las cenizas. Junto a ellas se desarrollan árboles y arbustos, tanto aquellos capaces de rebrotar desde las raíces o tallos gruesos, como los que lo hacen a partir de las semillas.

Las PRADERAS de HIERBAS PERENNES ocupan grandes extensiones en zonas cálidas, templadas y frías. Allá donde hay una larga estación muy desfavorable, por frío y/o sequía y otra favorable continua y sin interrupciones pero corta los árboles lo tienen difícil. Tras incendios en climas forestales la hierba puede dominar e impedir que los árboles dañados crezcan. Para que esto no suceda y el bosque se recupere en plazo mínimo de tiempo se hace necesaria la actuación de los herbívoros. En el entorno mediterráneo son los CARNEROS y los CONEJOS quienes limitan más intensamente el desarrollo de la hierba. En otros lugares, la función corre a cargo también de ANTILOPES, MARMOTAS, AVESTRUCES etc., La pérdida de densidad y potencia de los herbazales permite el dominio creciente de las plantas leñosas; pero incluso éstas últimas podrían sufrir daños si la presión de herbívoros fuera excesiva y se hace necesaria la intervención de TIGRES, LEOPARDOS, LEONES, LOBOS y cazadores humanos.

En la prehistoria profunda los bosques secos y subhúmedos ardieron con una frecuencia muy superior a la que pudiera atribuirse a causas naturales: los cazadores sociales humanos ampliaban así su campo de acción convirtiendo bosques en praderas y a la vez privaban de su sutento a otras gentes que vivían en grupos dispersos integrados en el medio forestal. En la antigüedad, sucesivas oleadas de guerreros orientales cayeron sobre la civilización mediterránea quemando, saqueando, asesinando, violando y destruyendo todo cuanto encontraban a su paso. Actualmente la oposición a la guerra y a otras actividades violentas tienen su contrapartida en el inmenso poder destructivo del armamento moderno: existe riesgo real de que un conflicto masivo arrase nuestro planeta.