EL BARRO

En el Día de la Tierra entramos en TAURO, signo de abundancia. La Madre Tierra nos recuerda que está enferma. Que, no obstante, lo asume. Por que su propósito es sobrevivir y para ello necesita Máquinas. Las ha conseguido ofreciendo su energía concentrada en forma de negro líquido, conseguido y atesorado a lo largo de millones de años de evolución de la vida biológica en su seno. Sabía que la factura a pagar iba a ser cara. Pero aún así la supervivencia manda. Ella sabe que se recuperará. Cuando la última gota de su tesoro se haya perdido, el Sol, el Viento y las Mareas alimentarán a Las Hacedoras y Hacedores de Máquinas. El manto verde con el que cubrió su piel será restaurado. Y durante unos cuantos millones de años más, cuando ya no queden ni las Máquinas seguirá viva, girando y girando en su órbita hasta que un día su estrella comenzará a hincharse en una lenta agonía, que la engullirá, exterminando todo vestigio de vida. Pero su tesoro genético, toda la información biológica salvada millones de años antes hará tiempo que conquistó otros sistemas solares y otras Tierras se habrán esparcido por el Cosmos. Madre. Tierra. Alimento. Vida.

El agua erosiona las rocas disgregándolas en fragmentos de diferente calibre. Estos materiales son arrastrados pendiente abajo hacia cauces cada vez más caudalosos y de circulación lenta. Según su peso y la velocidad de las aguas, los productos de la erosión van depositándose y dan lugar a acumulaciones sedimentarias de diferentes características pero que en todos los casos resultan mucho más húmedas que los territorios circundantes. Las características básicas de tauro vienen definidas por la alta productividad que posee el BARRO y por la inestabilidad derivada de la alternancia de períodos de inundación, encharcamiento, humedad y sequedad relativa. Una inestabilidad que dificulta la maduración de las comunidades vegetales, que quedan parcialmente atrapadas en en estadios sucesionales juveniles. El paisaje suele configurarse como mosaico en el que se entremezclan sistemas en diferente grado de maduración. El papel de la tierra mojada en la formación y evolución de la vida terrestre pudo haber sido determinante: algunos paleobiólogos consideran que los complejos supramoleculares de arcilla y humus son el recuerdo de estructuras primitivas en las que los aminoácidos primordiales y otras moléculas orgánicas se asociaron para protagonizar la 1ª actividad bioquímica. En tal caso las arcillas habrían actuado como moldes de acoplamiento.

Entre las aguas fluviales, lacustres, marismeñas y marinas y las tierras secas más próximas donde suelen instalarse densos y complejos bosques maduros hay un territorio en disputa que se inunda durante durante las crecidas y queda libre de aguas durante la estación seca. En esta tierra de nadie se desarrollan herbazales, masas arbustivas y bosquecillos en general de especies pioneras de crecimiento rápido. Unos y otros dan forma a variantes diversas de sabana húmeda o JUNGLA, según dominen respectivamente herbáceas o leñosas. La dinámica de estas comunidades es cíclica: se desarrollan y maduran progresivamente hasta ser destruidas por las aguas, que provocan mortalidades más o menos importantes que añaden materia orgánica a los suelos, de forma que una vez vuelta la calma suele producirse un desarrollo vegetal explosivo.

Al tratarse de un ecosistema a la vez fértil y autoexplotado, el papel de la fauna depredadora como tigres, cocodrilos, grandes serpientes no tiene una importancia estratégica en su mantenimiento. Por el contrario, los herbívoros han podido evolucionar hasta alcanzar tallas gigantescas y una capacidad defensiva que les libera de la presión de los carnívoros: toros, búfalos, elefantes, hipopótamos, tapires y rinocerontes son claros y genuinos representantes de esta tendencia. Algunos de ellos, como los bisontes y el elefante africano pueden vivir temporalmente en tierras más secas. Los paquidermos que resuenan en Tauro suelen tener una sociabilidad de fuerte componente matriarcal y un comportamiento en general pacífico y solidario pero reaccionan con la violencia de una riada cuando se sienten amenazados y persiguen con tenacidad a sus enemigos.

La lactancia y la nutrición son aspectos íntimamente relacionados con Tauro, así como diversas formas de poder matriarcal de contenido económico. La domesticación del ganado bovino permitió a las mujeres delegar en las vacas gran parte de la alimentación de los niños, a la vez disponer de carne y de animales de guarda y defensa de gran poder disuasorio. En diversas partes del mundo sigue habiendo sociedades en las que todo gira en torno a las vacas. En la antigüedad mediterránea las resonancias taurinas hablan de ciudades fortificadas, defendidas por poderosas milicias, que dominaron los lugares más fértiles y apetecidos. Actualmente, Tauro alimenta el deseo de vivir en la abundancia, ya sea ésta real y orientada a la disponibilidad y disfrute de recursos o bien simbólica y más preocupada por las apariencias y el prestigio social.