En ombrotipos áridos y en aridales localizados dentro del semiárido no hay pinos ni ningún otro árbol en matriz. Su presencia queda restringida a relieves cóncavos y otras zonas de sequía atenuada. En semiárido inferior los pinos carrascos forman parte de la vegetación definitiva por que ningún otro árbol o gran arbusto soporta los mismos niveles de sequía. Las formaciones vegetales correspondientes son, en general, matorrales arboblados y en las proximidades de la costa también sabanas, con un potentísimo estrato de hierba perenne. En enclaves menos áridos; sobre todo en semiárido superior y ombrotipo seco; los pinares de carrasco tienden a cerrarse y a formar masas selváticas, con estratos bajos poco desarrollados. Esto indica que no son vegetación titular y están preparando el terreno a garrigas y bosques clímax, con palmito, lentisco, olivo, enebro y diversas especies de Quercus, entre otras. En su función de formador de suelo el carrasco ha de dar prioridad a la cantidad sobre la calidad, por lo que contiene compuestos que retrasan la descomposición, asegurando así la formación de una espesa capa de humus que acumula nutrientes y retiene humedad. Por otra parte el ambiente sombreado que generan resulta idóneo para la implantación de las especies titulares, que crecen con prisa y en vertical. Tras varias décadas estas últimas sustituyen a los pinos, pero no por completo, y suele quedar un estrato alto de pinar de alrededor de un 30% de densidad. La plantación masiva de carrascos para madera fue una aberración, al menos en la forma en que el ICONA, de ingrato recuerdo, lo hizo.Pero también lo es negar a este notable y resistente árbol, el reconocimiento de sus importantes funciones.
Los aphotos de hoy, cuatro en total, recogen ejemplos de olivos juveniles espontáneos, que crecen bajo pinares, y sobre el "pinacho", aguantando sin ayuda humana la que está cayendo y habiendo superado también la del verano pasado...