"Corría octubre de 2014, se habían recogido alrededor de setenta milímetros en las últimas lluvias, poco más de un cuarto de nuestra media anual después de más de veinte meses de sequía y aún así habíamos perdido pocos árboles, gracias a varios riegos de socorro y a la sorprendente resistencia de los lentiscos, sabinos y olivos más jóvenes. Rebrotaba el herbazal aunque con cambios: El vinagrillo (Oxalis), que era una de las especies dominantes no estaba respondiendo. Tampoco había muchas gramíneas germinando, en cambio la verdura silvestre venía pegando fuerte: Malva, Daucus, Medicago, Lathyrus, Sonchus, Urospermun y amplia diversidad de cardos y crucíferas, entre otras muchas, parecían dispuestas a triunfar... Las gallinas no podían salir a pastar por el destrozo que harían hasta dentro de diez o doce días, cuando el herbazal ya más crecido, las alimentaría sin tener que aportarles suplementos de forraje. "
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