"Hasta ahora no se ha hecho nada eficaz para frenar el vertido de gases de invernadero a la atmósfera. Kyoto y París son tonterías irrelevantes. El principal problema no son las combustiones directas de fósiles, sino los efectos derivados. Sobre todo la expansión de la agricultura: Ésta destruye biomasa vegetal e impide que se regenere, y produce vertidos masivos de nutrientes y materia orgánica a las aguas. Ambos procesos son los responsables directos del calentamiento global y de la desconfiguración del clima y sólo podrían ser atajados acabando con toda agricultura, incluida la llamada "ecológica". Tendríamos que optar por reconstruir ecosistemas a gran escala, con vegetación masiva, suelos orgánicos maduros, fauna completa y complementos tecnológicos eficientes. Esto resulta mucho más productivo que el terreno arrasado, pero conviene más a las economías locales que a las multinacionales y, de momento, éstas mandan"
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