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La crisis afecta a todos y a todo, incluido el sector energético, y parece que; para que las cuentas de la electricidad cuadren; no hay mejor cosa que sacar más dinero a quienes captan energía mediante sistemas dispersos y la vierten en la red. Esto está generando un alud de comentarios desfavorables, de la más variada índole y procedencia, que se inscriben en el descontento cada vez más generalizado que partió del terremoto financiero con que estrenamos década: Un descontento que hizo caer a la anterior administración y está hundiendo la popularidad de la actual... El caso es que aquí y ahora lo que menos falta hace es generar conflictos, o alimentarlos cuando es el otro el que los crea. Lo que necesitamos son soluciones, y las necesitamos todas y todos; incluidos aquellos y aquellas que, desde uno u otro ángulo, hayan llegado a la peregrina conclusión de que lo que les conviene es echar más leña al fuego. Para diseñar y aplicar soluciones es absolutamente necesario entender los problemas en cuestión mirándolos de frente: Lo que estamos viviendo no es ni una crisis pasajera ni una estafa camuflada. Se trata del principio del fin de un sistema tecnológico basado en la energía concentrada que han venido suministrando los combustibles fósiles. Este sistema va a ser sustituido de forma inevitable por otro alimentado por fuentes energéticas diversas, dispersas y en general de baja potencia, que por necesidad habrá de ser radicalmente distinto del actual. Y no es difícil entender que ese nuevo sistema tecnológico será diverso y disperso, con altos niveles de autosuficiencia local tanto en el aspecto energético como en el alimentario y otros muchos, y que el proceso de sustitución del uno por el otro podría degenerar en una dinámica centrífuga, en la que nos jugáramos la cohesión social y territorial. Tampoco hace falta genialidad para entender que asegurar dicha cohesión requeriría conservar a cualquier precio recursos institucionales con probado y reconocido poder de vertebración, como los servicios públicos de salud, educación y justicia entre otros. Que, para minimizar riesgos, convendría organizar adecuadamente el proceso de transición tecnológica y acelerar al máximo su aplicación. Y que maniobrar para que ciertos grupos económicos; surgidos de la era de los combustibles fósiles; sigan siendo como han sido hasta ahora y estando en lo que han estado, equivale a añadir más y más tensión a la que ya hay, que poca; lo que se dice poca; no es...

J.Ramón Rosell

Comentarios

28.10 | 23:39

Me ha encantado , ya hablaremos cuando tengas tiempo

06.09 | 00:08

matrix agroganadero, jajaja, toda la razóm. La natura siempre se organizó a si misma para todo lo que cayera al suelo se aprovechara.

01.08 | 10:49

Hola Carmen soy Antonia, quisiera me metas en el grupo de whatsapp con el 699769996 el frances lo he dado de baja.
Muchad Gracias.

12.10 | 07:31

Increíblemente interesante, voy a estudiarlo en detalle. Gracias.