Por su propia naturaleza, las llamadas "soluciones salomónicas" no contentan a las partes, y con frecuencia ni siquiera pueden considerarse soluciones. Pensando en los problemas del Mar
Menor desde el Mar Menor y desde su entorno, resulta muy fácil pedir que el campo reduzca sus vertidos a costa de reducir también su volumen de producción. Y desde el campo, en tono parecido, lo más cómodo sería que
se obligara tanto al sector turístico como el vecindario a convivir con aguas "de calidad aceptable". Pero así; para alcanzar el punto intermedio, de "justo equilibrio" entre las partes; dos pilares fundamentales para la economía regional
tendrían que reducir respectivamente su nivel de producción y la calidad de su oferta.
Existen opciones mucho más ambiciosas que van a la raíz de los problemas, y que precisamente por
ello son capaces de armonizar intereses que en principio pudieran parecer incompatibles, pero están fuera de los moldes del sistema agroganadero y; no nos engañemos; su aplicación requeriría cambio de ideas, revisión de valores
y un esfuerzo de titanes... Aunque acertadamente se habla ya de promover la agricultura ecológica y de aplicar técnicas avanzadas de conservación de suelos, hay poderosas razones para pensar que no sería suficiente... En esta misma
línea pero cubriendo muchos más campos; desde la óptica multidisciplinar, sistemática y exhaustiva de la permacultura, el rewilding y el diseño ecosistémico en general; estamos elaborando las bases de una propuesta
de transformación consecuente para toda la comarca. Así como diferentes estrategias que hagan posible su puesta en práctica... No sólo se devolvería transparencia a las aguas: Las estructuras del sector primario experimentarían
una amplia diversificación, multiplicarían su eficiencia, se vería elevada la calidad de sus productos, y los paisajes rurales podrían quedar convertidos en recursos turísticos de primer orden...