Hay quien piensa que la política es un horror, que todos los políticos son iguales y pasa bastante del asunto. Está en su derecho... Por el mismo precio, otrxs se ven identificadxs con una determinada
organización política, se apuntan, militan, hacen lo posible para que la tal opción gane apoyo, votos y cargos institucionales, e incluso en ciertos casos ocupan personalmente alguno de estos últimos... Ambas son opciones legítimas,
y desde las dos se puede funcionar satisfactoriamente, pero para mirar la política desde la sociedad civil, y relacionarse con ella a máxima eficacia, hay que ver la cosas de otro modo... Tienes delante un sistema de partidos que se diferencian
entre sí por matices de mayor o menor importancia: Para el conjunto de España hay una formación liberal-conservadora. Ésta acumula procesos judiciales por malversación de recursos y cuenta con ciertas áreas extremas,
que rayan en el anarquismo derechista. Luego hay una formación demócrata-liberal de nuevo cuño, dos socialdemócratas; una de las cuales levanta la bandera de la honestidad frente a la otra, que tiene numerosxs militantes procesadxs;
una coalición izquierdista, y una más de contenido verde. Además existen diversas organizaciones políticas territoriales cubriendo todo el espectro de manera desigual en cada sitio, y con distintos niveles de decencia... Pues bien,
todas ellas compiten entre sí, y establecen alianzas mas o menos sólidas. Es posible influir en las decisiones políticas desde grupos, asociaciones y redes ciudadanas: Hay que hacer propuestas sólidas, resolutivas y bien fundamentadas,
y hacerlas sonar para que calen en la opinión pública, y se conviertan en factores sociopolíticos importantes que condicionen con fuerza el apoyo electoral. Toda vez que alguna fuerza política de relevancia se aperciba y asuma las
propuestas en cuestión, las demás irán detrás... Sin duda será posible acelerar el proceso integrándose en algún partido e influyendo desde dentro. Esto se ve facilitado por figuras de participación periférica
de reciente invención: Asociadxs, simpatizantes, circulerxs... Pero tiene sus peligros: Hay que tener bien claro de lo que se va y a lo que se va, y relativizar el discurso oficial de la fuerza política a la que nos adscribamos. Todas ellas nos
contarán las maravillas de su programa, o lo que sea, lo perversísimas que son por esto o por aquello las otras fuerzas políticas, y cómo arreglarán el mundo, mayormente, cuando por fin consigan formar gobierno por mayoría
absoluta... El caso es que las raras ocasiones en que los mitos y las leyendas han conseguido arreglar un poco las cosas, ha sido a costa de empeorarlas mucho más poco más tarde.
J. Ramón Rosell