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A casi todo el mundo le gusta el cine de Woody Allen, aunque quizás sea más bien que les divierte... El dire disfruta riéndose de sí mismo, vale, pero todas sus pelis son conceptualmente muy serias y si les captas el fondo, entre risotada y risotada, te puedes acojonar y todo... "Interiores", en cambio, también es seria formalmente. Su cachondeo se sitúa a este lado de la pantalla: en las caras desencajadas de mucha gente mientras la ve, sobre todo hacia el final, y en las vueltas y revueltas que suele dar cierto personal cuando le preguntas qué les ha parecido... El descojono es total cuando, con cara de circunstancias, te salen haciendo las tópicas referencias a Bergman... En "Interiores" Woody revela estar hasta los güevos de casi todo, aparca su genial pedagogía de la payasada y describe por las claras la brutal contradicción que se da entre las dos izquierdas norteamericanas: La una va de neoplatónica, de tiquismiquis, de escrupulosa, de plasta y fabrica no ya complejos: complejísimos sistemas de neuras. Es ésta la que aburriendo, cansando y agobiando hasta a las piedras, ha conseguido allanar el camino a todos los Bush de la vida y ahora; para colmo del colmillo; a Donald Trump. Luego está la otra, nunca mejor dicho: La única que en el futuro podría resolver la cuestión favorablemente, siempre y cuando la titular desaparezca, de una puta vez, devorada por las aguas, o algo... En el quehacer dramático a veces las historias personales convergentes convergen de hecho: El uno que está todo el rato diciéndole a la peña, mayormente con gracia y paciencia, que no se pasen mucho haciendo el paria, y la otra; Cyrus; que para exorcizar el papel de pava educadíssima que le fue adjudicado de pequeña, lleva ya unos cuantos años escenificando la desenfadada y calentorra alegoría del tiro por la culata, y parece haberle cogido el gusto... Desde los setenta para acá ya no existen brechas generacionales, sino ideológicas y culturales. Se podría pensar que sí, cuando alguien se empeña en hacer valer a ultranza el derecho de antigüedad; o el de novedad, que también sucede; pero no parece el caso..."
J. Ramón Rosell