Hay serias dificultades para estudiar los procesos coloniales desde una perspectiva científica, y esto es así por que muchos de los pensadores que han tocado el tema forman parte de élites colonizadoras o provienen de ellas...
El caso es que, por muy de crítico que se las dé, el colonizador colonizado no puede ser demasiado explícito, objetivo y descriptivo en sus disertaciones, ya que si lo fuese gran parte del equipamiento teórico que produjera se le
podría volver en contra: Tarde o temprano le pondría en evidencia... Así que se suelen dedicar a enredar el discurso con circunloquios huecos, pejigueras de psicoanálisis machista que ya no se las creería ni quien las inventó,
y humaredas multicolores de sobeteo hiperemocional... Hay culturas y culturas: Las unas proceden de ecosistemas muy estables, masivos y potentes, en los que lo más rentable es vivir en régimen de plena inserción, o inmersión si
se prefiere. Son los llamados salvajes, que se adaptan al entorno sin transformarlo sustancialmente, y ocuparon bosques de todo tipo, sabanas muy arboladas, garrigas densas, riberas y costas, de donde vienen siendo sistemáticamente desalojados por las
civilizaciones. Éstas últimas son creaciones específicas de otro tipo de culturas, que se superponen al territorio para explotarlo desde fuera o desde arriba. Esto es casi obligatorio en ecosistemas inestables y poco estructurados como
praderas, tundras, estepas y desiertos, o alta mar, pero en demasiados casos, gentes muy-muy impossstantes se colocan por encima incluso de los ecosistemas más maduros, productivos y acogedores, para acabar desestructurándolos mediante prácticas
agroganaderas, y al final dejarlos con la productividad hundida, en estado de profunda degradación. En el curso de estos procesos destructivos, las sociedades humanas insertadas que hubiese anteriormente son tratadas como cualquier otra población
animal: desplazadas, exterminadas, domesticadas y/o asimiladas, en distintas proporciones según los casos... Éste es el patrón de colonización mas básico, que aún se sigue produciendo con casi total sordina en muchos
lugares del planeta, y el único que es tal y sólo tal. Todo lo demás son choques, fricciones y competencias entre imperios coloniales distintos, y el caso es que a mí ninguno de éstos me cae mejor por que vaya perdiendo o
peor por que vaya ganando, ni al revés... Hay al menos tres conjuntos de etnias en occidente cuya propensión a montárselo como colonizadores, aplastando cuanto se le ponga por delante y puedan, es recurrente. Son los indoeuropeos, los
semitas del desierto; con sus alumnos aventajados de las más variadas razas y culturas; y los bantúes. En extremo oriente, históricamente "brillaron" manchúes, mongoles y similares, también los polinesios y, en tiempos más
recientes, chinos y japoneses. Al otro lado del Atlántico, por lo que se refiere a capacidad para dar tormento, nadie superó a ciertas tribus montañesas uto-aztecas, aunque en Norteamérica la gente de las llanuras acabó cogiéndoles
bien la medida... En fin: Que no nos vendan el amoto de la multiculturalidad acrítica e irreflexiva. Hay procesos coloniales que se han resuelto, de momento, con victorias aplastantes de los colonizadores. Hasta tal punto, que ahora los resultados se
nos pueden presentar como culturas unificadas, tradicionales, ancestrales y dignas de total respeto, e incluso dan el pego. Sin embargo, hay en todas ellas graves conflictos más o menos visibles, que derivan directamente de ésos procesos colonizadores
antiguos coronados por el éxito. Suelen ser problemas comunes a todas las civilizaciones y, por la cuenta que nos trae, deberíamos abordarlos de manera transcultural y sin complejo ninguno... Toda civilizaxión contiene diversas culturas
entremezcladas: Dominantes, asociadas, clandestinas, emergentes, oprimidas, sometidas, disueltas o incluso borradas. Pero en el universo étnico nada muere definitivamente. Todo puede resucitar si se dan las condiciones adecuadas y si a la vez se tocan
las teclas pertinentes.
J. Ramón Rosell