"La caza de gestión y producción tiene dos caminos posibles de desarrollo: Uno parte la posibilidad de qué quienes vivimos en el campo, observando la fauna a diario y sabiendo de sus dinámicas de población, podamos decidir acerca de quitar bichos nuevos o reproductorxs viejos, ya amortizadxs, del mismo modo en qué podemos optar por sacrificar tal pollo o tal gallina, o recoger tantos caracoles en tal sitio y en tal momento... Por otra parte, la reconstrucción de ecosistemas a gran escala; que va a ser la única forma de mantener la productividad del territorio en tiempo de potencia decreciente; tendrá que contemplar varios asuntos relacionados con la faunna: La estructura y funcionamiento de las comunidades de herbivoros, las funciones configuradoras y reguladoras de las grandes fieras. Y no solo los lobos: También otras especies tan autóctonas como ellos que fueron eliminadas de Europa en la prehistoria reciente. Y la extracción periódica y sostenible de carne y otros productos animes, bajo estricta dirección tecnocientífica y a cargo de personal profesionalizado... Todo esto colisiona con la forma actual de entender la caza, que se considera un divertimento de fin de semana, alimenta un sector económico bastante absurdo, pero que mueve ríos de billetes, y con unas leyes disparatadas, consecuentes con todo este desatino."
J. Ramón Rosell