"En los próximos años el activismo ecologista transitará desde el amor a la naturaleza hacia las pulsiones de supervivencia: Están coincidiendo dos procesos con amplia capacidad para ponernos la vida cuesta arriba. Uno es el agotamiento de los combustibles fósiles y nucleares. Otro la pérdida generalizada de productividad que genera la crisis ecológica... De ser los grandes damnificados del progreso, a los que había que proteger a toda costa, los ecosistemas potentes, desarrollados y diversificados van camino de convertirse en el recurso más seguro para comer todos los dias, y para abastecerse de energía y materiales... Es curioso que sea lo mismo lo que hay que hacer a pequeña escala para que la que se viene encima nos sea leve, que lo que habría que hacer como sociedad planetaria para alejar la perspectiva de que todo vaya a peor: Desarrollar vegetación productiva, suelo orgánico maduro y fauna completa y equilibrada, y vivir inmersxs en todo ello... Es un giro de ciento ochenta grados, un cambio amplio y profundo en la forma de ver las cuestiones ambientes... Un área de convergencia predeterminada por las dinámicas del sistema, una necesidad estructural: Lo que toca..."
A.C. Fuente Vieja