Vaya por delante que nos parece absurdo y jilipollesco tanto infringir sufrimiento innecesario a los bichos como utilizar organismos exóticos para funciones que puedan ser cubiertas por especies autóctonas. Pero dicho esto, opinamos:
El autoctonismo y el animalismo son dos delirios irracionales que tienen su origen en derivaciones ético-morales del discurso ecologista, han desconectado de los fundamentos científicos, han cobrado autonomía operativa, se han cerrado
sobre sí mismos y se retroalimentan. El problema es que, de llevarse al extremo, los dos complicarían cualquier gestión eficiente de ecosistemas extensos. Es decir: En un futuro de potencia decreciente; vamos, casi que ya mismo; estorbarán
para comer.