Los peces y crustáceos de origen marino que pueden vivir en aguas más salinas también suelen tolerar las salobres. Por lo tanto resultan ideales para aguazales productivos que, tanto por dinámica
estacional como por necesidades de descarga y recarga, tengan que sufrir cambios importantes en su concentración de sales. El elenco es bastante amplio e incluye mújoles (Mugil sspp.), chirretes (Atherina sspp.), la dorada (Sparus auratus), la
lubina (Dicentrarchus labrax), la anguil...a (Angilla anguilla), los langostinos (Paneus sspp.) y los camarones (Palaemon sspp.), entre otros, con diferentes grados de tolerancia a las
fluctuaciones, variedad de nichos alimentarios y amplias posibilidades a la hora de configurar comunidades y sucesiones, en busca de la máxima eficiencia... A éstas hay que añadir otra especie, el fartet (Aphanius ibericus), cuyo hábitat
específico son precisamente las charcas de régimen irregular y condiciones extremas: Junto a Artemia y Daphnia, y a las cianobacterias, presenta características idóneas para ejercer de forraje respecto las especies de interés
comercial. Y ni que decir tiene que asumir funciones económicas le alejaría definitivamente del riesgo de extinción que viene arrastrando desde mitad del siglo pasado... Por cierto, los fracasos de los ensayos en acuicultura propios de
otras épocas del Sureste Ibérico, se debieron principalmente al intento de tener a los bichos en piscinas de siete estrellas. Sin cortarse un pelo... Es evidente que la ingeniería de ecosistemas que proponemos va por otros caminos.
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